domingo, 19 de agosto de 2012

Brasil


Crisis política

julio de 2012
La oleada huelguística constituye un severo golpe para el gobierno de Roussef, cuyo principal capital político -al igual que Lula- siempre ha sido su capacidad para contener la acción del gigantesco proletariado brasileño. La huelga docente -según O Estado de Sao Paulo- ha mostrado que el PT “perdió su hegemonía entre las entidades docentes” (6/6). Como resultado de la crisis capitalista, que ha desembarcado con fuerza en el país, el margen de maniobra del gobierno para disciplinar al movimiento obrero se ha estrechado considerablemente. El mensaje del gobierno es que hay que ajustarse los cinturones. En este cuadro ha reaparecido públicamente el ex presidente Cardoso, a la vez que se incuba una crisis política al interior de la coalición de gobierno (tensiones Roussef-Patriota, por el ingreso de Venezuela al Mercosur; “Mensalao”, y la reciente destitución de un senador involucrado en un escándalo de juego clandestino, que ha puesto a la deriva la campaña anticorrupción de la presidenta, luego de que aquel recuperara su cargo anterior en Goias).
La intervención del proletariado brasileño en la crisis, advertida por una derecha que se reposiciona políticamente, exige que la izquierda levante un planteo político para que la crisis la paguen los capitalistas.

Gustavo Montenegro

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